Durante 2025 dejó este plano del planeta uno de los verdaderos sabios de la tribu. Se trata de Gastón Soublette. Filósofo, esteta y musicólogo chileno, quien entre varios temas ligados a la cultura, el folclore y lo sagrado, nos dejó una serie de reflexiones en torno a Jesús como Cristo encarnado. Los invitamos a un brevísimo viaje por algunas de sus visiones.
por Equipo Mundo Nuevo
En una entrevista para el programa Ojo en Tinta, en torno al tema de la religión y Cristo, Gastón Soublette mencionó lo siguiente, en relación a la importancia de Jesús como iniciado: “Piense usted que un carpintero, anónimo, de una familia pobre, viviendo en una ciudad de ínfima categoría, y se atreve a predicar una doctrina que es exactamente el reverso de la ideología que manejaba el mundo en esa época, y sufre las consecuencias de ponerse en contra del orden establecido. Qué pasa después, la Iglesia crece y finalmente el Emperador Constantino declara la religión oficial del imperio, el cristianismo. ¿Cómo es posible que un carpintero anónimo, que no sabe de historia, música, poesía, teatro; ese hombre haya cambiado el modelo de cultura al mundo entero. Tanto que el tiempo se divide en antes de él y después de él. Entonces diría … respóndanse usted mismos”.
Nacido un 29 de enero de 1927 en Antofagasta (Chile), Gastón Soublette Asmussen (1927-2025) fue un filósofo, musicólogo, compositor y esteta, autor de múltiples libros que abordar temas tan diversos como filosofía oriental, música, folclor chileno, culturas indígenas, y reflexión sobre lo sagrado en la cultura contemporánea, lo que lo llevó a recibir numerosos premios, como el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile en 2023.
Dentro de sus líneas de investigación, la figura de Jesús, como Cristo, tiene un lugar preponderante. Así lo refleja su obra El Cristo preexistente (Ediciones UC, 2016), donde propone verlo no solo como un personaje histórico o figura exclusivamente eclesial, sino como un arquetipo humano-espiritual que trasciende tradiciones, culturas y épocas.
Porque para Soublette, el “Cristo preexistente” alude a la presencia de una sabiduría que encuentra su pleno desarrollo en Jesús de Nazaret, pero que también se anticipa en otras tradiciones sapienciales —como el taoísmo y el confucianismo— y en las culturas originarias. De esta forma, Jesús, como Cristo, se transforma en un puente entre culturas y tradiciones, y como figura relevante para la transformación personal y social en un mundo tecnificado y desarraigado.
“El Cristo de esta última obra es Jesús de Nazaret, muerto y resucitado, presente desde hace mucho en todas las culturas y religiones, y que de algún modo ha sido también esperado por los grandes sabios y santos del Antiguo Oriente. … El Cristo preexistente es el paradigma de la humanidad lograda”, afirmó el filósofo en una entrevista para Revista Mensaje.
También en una entrevista para Revista Universitaria, expresó: “Me interesa el Cristo preexistente, las intuiciones que aparecen en hombres de diversas culturas en la Antigüedad, sin saber dónde ni cuándo iba a nacer, pero presintiéndolo. … Especialmente los chinos, preanuncian partes de la predicación de Cristo, como el amor, la humildad y la pobreza voluntaria, que nos van mostrando cómo va apareciendo el rostro de Cristo.”
Como ser humano, Gastón Soublette reconoce en Jesús de Nazaret un ícono humano-ético, un hombre justo, que actúa no desde el poder, sino desde el servicio, desde la humildad, contrapuesto a los modelos dominantes de conquista y dominación. Jesús entrega un mensaje que invita al amor, donde en lugar de castigar al que nos ofende, hay que apiadarse de él. Así, la figura de Cristo para él no es únicamente redentora en sentido teológico, sino paradigmática en sentido ético y valórico.
Por otro lado, para el filósofo chileno, Jesús encarna una sabiduría que se nutre de lo simbólico, lo contemplativo, lo ritual, lo estético. Su enfoque se aleja del tecnicismo o funcionalismo religioso, y acoge la dimensión estética de lo sagrado, dialogando fuertemente con horizontes espirituales. “El sabio quiere ser señor de su pueblo, debe tratarlo como su servidor. Si quiere ser cabeza de su pueblo, debe ubicarse al último”, citó en un artículo publicado en The Clinic parafraseando a Lao Tse.
Porque para Soublette, Cristo no es únicamente Dios hecho ser humano, sino también el paradigma del “ser humano” en su integridad: cuerpo, alma, espíritu, relación con el mundo, con la naturaleza, con lo simbólico. De hecho, en su libro “Rostro de Hombre” (1971) escribe que Cristo “junto a su calidad de hijo de Dios, es también el ejemplo de hombre”, porque explica que “ese hombre completo en sí, en la plenitud del amor de Dios, logra desarticular toda la maquinaria del mundo hasta cambiar el paradigma cultural en que se asentaba el orden civilizado de su tiempo”.
De esta forma, el Cristo de Soublette es una figura integradora, el ser humano en comunión con la naturaleza, con lo sagrado, con los demás, una persona que encarnó dimensiones éticas, simbólicas y espirituales. Por eso su visión de Cristo en nuestros días implica un llamado a la transformación social, ecológica y cultural, a través de una visión más noble, más profunda del hombre y la sociedad.
Porque finalmente, la figura de Cristo invita a una vida comunitaria, arraigada en raíces culturales, abierta al mundo y con sentido de responsabilidad. Un llamado a reflexionar sobre su camino e intentar seguir sus enseñanzas como discípulos modernos de esta ruta de amor y compromiso.
Fuentes:
“El Cristo chino de Gastón Soublette”. The Clinic Opinión. The Clinic
“El Cristo preexistente”, Gastón Soublette, Ediciones UC.
“Gastón Soublette: en busca del sabio ancestral de Chile”. Revista Universitaria.
“Rostro de Hombre” , Gastón Soublette, Ediciones UC.







