Sí, leíste bien… hablaremos de Superman. ¿Por qué? Porque esta nueva adaptación del héroe con traje azul y capa roja que llega al planeta proveniente de Kriptón, al parecer, tocó una fibra sensible en quienes esperaban ir a pasar solo un buen momento y disfrutar de entretenidas coreografías de lucha. Hablemos de la verdadera batalla de Clark Kent: la aceptación de un objetivo nacido desde su mismo interior, no de mensajes externos. Una vida de dar y recibir.
Más allá de los trajes vistosos, personas que vuelan, escenarios fantásticos que cruzan espacio y tiempo y un perro espacial, la última película de James Gunn (2025) se titula “Superman”, a secas. Sin apellidos ni segundas lecturas. Probablemente porque en su conjunto trata sobre esto justamente: la búsqueda del camino propio y de la felicidad. Rumbo que, con o sin superpoderes, se encuentra siempre a través de la introspección y siguiendo las huellas que dejamos en quienes nos rodean por medio de actos de amor.
Esta cinta apuesta por humanizar al clásico héroe, creado en 1938 por el escritor Jerry Siegel y el artista Joe Shuster, bajándolo del pedestal del ideal inalcanzable para indagar en conflictos más personales y reales, donde el protagonista, más que Superman es Clark Kent, el pequeño huérfano criado por una pareja de Kansas, en Estados Unidos. De hecho, la película comienza con su primera derrota, para luego avanzar a nuevas pérdidas en un camino de introspección que lo lleva a cuestionar su misión. ¿Por qué ayuda a la gente? ¿Por qué un ser todopoderoso, capaz de volar y lanzar rayos por los ojos, con superfuerza y regeneración física, nos ayudaría? Por amor, una base que obtuvo gracias a la crianza amorosa de sus padres adoptivos, quienes le enseñaron el poder que reside en todas las cosas simples que nos rodean.
Ser un héroe
En “El héroe de las mil caras” (1949), Joseph Campbell indaga en el llamado monomito universal del “héroe”. Analizando diversas historias, mitos y religiones, en todas ellas el camino se inicia con una aventura desde el mundo de todos los días, hacia una región de prodigios sobrenaturales, enfrentándose con fuerzas fabulosas y ganando una victoria decisiva. Luego de esto, el protagonista regresa con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos.
Este último punto es fundamental, porque, ¿qué hace a un héroe? ¿las aventuras? ¿el poder? (o los superpoderes en el caso de Superman). No. Un héroe se constituye en razón de cuánto es capaz de entregar a los demás, luego de su camino de aprendizaje. Campbell lo explica de la siguiente manera: “El hombre es la presencia extraña con quien las fuerzas del egoísmo deben reconciliarse, a través de quien el ego debe crucificarse y resucitar y en cuya imagen ha de reformarse la sociedad. El hombre, entendido no como “yo”, sino como “tú”: pues ninguno de los ideales o instituciones temporales de ninguna tribu, raza, continente, clase social o siglo puede ser la medida de la divina existencia inagotable y maravillosamente multifacética que es la vida de todos nosotros”.
De esta forma, el héroe moderno, es el individuo que se atreve a escuchar la llamada de la comunidad, más allá de lo que ésta le responda (a veces con indiferencia, o directamente con violencia).
Este camino es el mismo que recorrió Hércules con sus doce tareas, un viaje iniciático por las 12 casas del zodíaco que lo llevan hacia la iluminación. De acuerdo al Dr. K. Parvathi Kumar, fundador de la asociación World Teacher Trust, cuando el hijo del hombre realiza los 12 trabajos, se transforma gradualmente en Hijo de Dios. “Esta transformación es gradual y no repentina. Para quienes viven con él, su conducta es una inspiración a seguir, permitiéndoles ponerse en el Sendero y trabajar en él”.
Porque finalmente, ser un héroe es saber entregar lo aprendido con amor. De este modo, Superman, con todos sus poderes, entiende el dolor de la pérdida y del cuidar con amor lo que le rodea, para ser, finalmente una inspiración. Un camino que nace del autoconocimiento y de la solidaridad profunda y real, que trasciende a la persona para irradiar a otros y otras para seguir el mismo camino.
Es que en palabras del Dr. K. Parvathi Kumar, dar es alegría verdadera. “Al dar somos liberados, al recibir restringimos nuestra libertad, porque estamos en deuda con el que da. Al dar superamos lentamente el condicionamiento de nuestra personalidad. Está bien recibir, a condición de que demos, pero siempre debemos dar más de lo que recibimos”.
Eso es justamente lo que hace a Superman un héroe verdadero. No ser un kriptoniano con poderes increíbles, sino que nace de ser Clark Kent, el chico de Kansas que quiere hacer el bien.
Fuentes:
“Superman”, James Gunn, 2025
“El Héroe de las mil caras”, Joseph Campbell, 1949
https://www.worldteachertrust.org/es/web/publications/hercules?s[]=h%C3%A9roe
https://www.worldteachertrust.org/es/web/basics/giving_and_taking