Dios trabaja de muchas formas diferentes, por medio de muchas fes y religiones. La plataforma universal de la nueva religión mundial se construirá mediante el énfasis en las doctrinas esenciales y en la unidad y hermandad del espíritu.
David Spangler
¿Dónde deberíamos dirigirnos para encontrar un camino hacia Dios en el contexto de la Nueva Era? Siento que está ganando consideración la idea de que en una época de transformación, en una época en la que todas las culturas del mundo están convergiendo y estamos empezando a sentirnos parte de una misma especie planetaria, puede que también estemos empezando a revisar nuestra imagen sobre la naturaleza de la divinidad. No se trata de descubrir una nueva forma de acercamiento a lo divino (la mayor parte de los viejos métodos tradicionales son bastante efectivos cuando se practican correctamente) sino de replantearnos la imagen de la divinidad hacia la cual nos estamos dirigiendo…
“No se trata de descubrir una nueva forma de acercamiento a lo divino, sino de replantearnos la imagen de la divinidad hacia la cual nos estamos dirigiendo…”
Considerándolo de esta manera, la espiritualidad de la Nueva Era radica no en seguir un camino determinado hacia lo divino, sino en preguntarnos: ¿Cuál es la naturaleza de un Dios ecológico en contraste con el Dios de las catedrales? Es decir, ¿qué clase de dios, diosa o sentido de lo sagrado puede englobar y abarcar a un cristiano, un budista, un científico, un psicólogo, un judío, un musulmán, un neopagano, un místico, un ser humano, un árbol, un río, una montaña, un planeta? ¿Qué clase de dios vive en las conexiones ente las cosas y en la unidad de la vida, más que al final de un particular sendero religioso?
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Lo más positivo que la Nueva Era nos ofrece en su visión de lo sagrado es que no separa al individuo del mundo ni de la vida diaria. Explora un sentido de sacralidad y unidad que afirma la vida y el mundo, con íntima cercanía a la naturaleza y que busca al espíritu de Dios en el cosmos encarnado. Es este aspecto de encarnación, unido al ecológico, lo que puede hacer que la espiritualidad de la Nueva Era les parezca verdaderamente “nueva” a mucha gente, pero en realidad este aspecto está también presente en los mejores de nuestros senderos espirituales a través de la historia, y en particular en las tradiciones místicas de las grandes religiones. De hecho, toda la idea de una “nueva” espiritualidad emergente –una espiritualidad específica de la “Nueva Era”- puede ser sobrestimada y enfatizada en demasía, creando una división con las tradiciones pasadas que realmente no existe.
“Una de las características de la Nueva Era… es que manifiesta un espíritu global.”
Donde puede existir una diferencia primaria entre la espiritualidad de la “vieja era” y la de la “Nueva Era” no es en el destino final, sino en la forma de realizar el viaje. Una de las características de la Nueva Era… es que manifiesta un espíritu global. El viaje no queda reducido a un cuerpo específico de enseñanzas, sino que está abierto a todas las grandes tradiciones religiosas, incluyendo a aquellas que tienen una especial afinidad con la espiritualidad de la naturaleza, como las tradiciones chamánicas de muchas culturas indígenas. Esta visión ecléctica puede inducir a confusión, al ser tan difusa, y obviamente conlleva algunos riesgos: retazos y partes de viejas tradiciones se pueden aunar sin mucha reflexión de manera que resulte agradable al oficiante, pero destrozando el poder de despertar y disciplinar que poseían aquellas tradiciones. Una falsa síntesis u homogeneización no nos conduciría a nada.
Por otra parte, mediante la exploración de las fronteras comunes donde las tradiciones religiosas comienzan a converger las unas con las otras, se puede empezar a discernir la voz primaria del Misterio del cual han surgido en última instancia todas las tradiciones, tanto el Dios de la ecología como el de las catedrales. Desde una aproximación respetuosa y disciplinada, la convergencia de religiones y senderos en una sensibilidad globalizadora y ecológica puede empezar a revelar un espíritu verdaderamente universal, los aspectos universales de un camino espiritual que con anterioridad ha sido hollado dentro de unos límites étnicos y culturales.
“Lo más positivo que la Nueva Era nos ofrece en su visión de lo sagrado es que no separa al individuo del mundo ni de la vida diaria.”
Por lo tanto, la espiritualidad de la Nueva Era es ecológica en sus planteamientos, tanto literalmente en su creciente preocupación por el espíritu y bienestar del planeta en conjunto, como metafóricamente en su énfasis en el contexto, patrones, interconexiones e interdependencias. Reconoce la dependencia de unos elementos con otros, como cada cosa necesita del todo restante para definirse y crear en colaboración, imagen familiar para los místicos que en la actualidad se está profundamente reforzando gracias a los hallazgos y perspectivas de la física y la cosmología modernas. Todo esto conlleva unas implicaciones: lo divino no es un punto hacia lo que todo converge, sino un campo que todo lo abarca y mantiene, otorgándole un valor y significado especiales. En consecuencia, podemos encontrar lo divino no en un lugar especial en concreto, o en una determinada época, o por medio de una revelación singular, sino potencialmente en absolutamente cualquier lugar y época. Cualquier circunstancia en nuestras vidas puede ser una fuente de revelación.
“Existen muchas diferencias entre una religión o fe y otra, sin embargo si consideramos el propósito real que subyace en las diferentes filosofías, enseñanzas y métodos, veremos que en realidad es el mismo. Todas las enseñanzas ofrecen consejo sobre cómo convertirse en un ser humano bondadoso, sobre la necesidad de vivir correctamente día a día, y sobre la necesidad de expresar amor. Lejos de ser una dificultad, el hecho de que existan diferentes filosofías y religiones es realmente útil ya que los seres humanos poseen diferentes predisposiciones mentales…”
–Dalai Lama