Basado en informes que salen de China, un neumólogo en Long Island, Nueva York, trata a pacientes de cuidados intensivos con dosis altas de vitamina C por vía intravenosa. «Cada dosis es más de 16 veces la cantidad diaria recomendada por los Institutos Nacionales de Salud de vitamina C, que es solo 90 miligramos para hombres adultos y 75 miligramos para mujeres adultas», informó el New York Post.
Marzo 26, 2020.
Los médicos chinos han reportado éxito con el protocolo de sus pacientes, y hasta ahora alrededor de unos 700 pacientes en una red de 23 hospitales en Nueva York han recibido el tratamiento. Y, desde el 24 de marzo de 2020, han recibido un refuerzo inmunológico adicional con dosis del medicamento contra la malaria hidroxicloroquina y antibiótico azitromicina, que también han demostrado ser prometedores para el tratamiento del coronavirus.
[layerslider id=2]
La vitamina C tiene dos funciones principales que ayudan a explicar sus beneficios y la esperanza en el tratamiento de COVID-19. Primero, actúa como un poderoso antioxidante. También actúa como cofactor para los procesos enzimáticos. Los suplementos de quercetina junto con la vitamina C también podrían ser útiles. Aunque el protocolo de vitamina C es nuevo para el tratamiento con COVID-19, durante un tiempo se ha utilizado como tratamiento para la sepsis.
El protocolo de tratamiento de sepsis fue desarrollado por el Dr. Paul Marik, médico de cuidados intensivos en el Hospital General Sentara Norfolk en el Este de Virginia. Su estudio clínico retrospectivo demostró que administrar 200 mg de tiamina cada 12 horas, 1 500 mg de ácido ascórbico cada seis y 50 mg de hidrocortisona también cada seis horas durante dos días redujo la mortalidad del 40 % al 8.5 %.
Es fundamental destacar que el tratamiento no genera efectos secundarios, es económico, se puede conseguir con facilidad y es sencillo de administrar, por lo que no existen riesgos involucrados.
En 2009, se demostró que la vitamina C IV es un tratamiento mortal para la gripe porcina severa, por lo que es comprensible por qué los médicos chinos y los de Estados Unidos tienen esperanzas con el coronavirus. De hecho, es una idea tan esperanzadora que ya presentaron un ensayo clínico en ClinicalTrials.gov. Una investigación más reciente, publicada el 9 de enero del 2020, encontró que el protocolo de sepsis de Marik también redujo la mortalidad en pacientes pediátricos.
El tiempo dirá cuál será el resultado del ensayo clínico, pero es probable que sea favorable. En 2003, durante la pandemia de SARS, un investigador finlandés solicitó una investigación sobre el uso de vitamina C, la cual demostró que protegía a los pollos contra el coronavirus aviar, reducía la duración y la gravedad del resfriado común en los humanos y disminuía la susceptibilidad a la neumonía.
[layerslider id=3]
A medida que se propaga el brote de coronavirus, los investigadores canadienses Michel Chrétien y Majambu Mbikay comenzaron a investigar la quercetina después de la epidemia de SARS. Descubrieron que un derivado de quercetina ofrecía una protección de amplio espectro contra una amplia gama de virus, incluido el SARS.
Entonces, cuando se anunció el brote de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, China, a finales de diciembre de 2019, Chrétien contactó a sus colegas en China para ofrecerles su apoyo. En febrero de 2020, Chrétien y su equipo recibieron una invitación oficial para comenzar los ensayos clínicos.
Mientras el mundo espera los resultados de estos ensayos, la investigación ya ha demostrado que la quercetina es un poderoso refuerzo inmunológico y un antiviral de amplio espectro. Así que, podría ser útil tanto para la prevención como para el tratamiento contra la infección causada por el COVID-19. La vitamina D es otro componente poderoso en la prevención y el tratamiento de la influenza.
Aunque la vitamina D no parece tener un efecto directo sobre el virus, fortalece la función inmunológica y permite que el cuerpo combata el virus de la manera más efectiva. También, puede suprimir los procesos inflamatorios. Si se toman juntas, podría convertir a la vitamina D en un apoyo crucial contra el COVID-19.