Cada año, el 21 septiembre se conmemora a nivel mundial el Día Internacional de la Paz, una fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 30 de noviembre de 1981, con el objetivo de fortalecer los ideales de paz entre todas las naciones y pueblos del mundo. Pero más allá de la efeméride, es un punto que nos llama a meditar en torno a la palabra, el concepto y el ideal que existe tras esas tres letras.
Según la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (1999) de las Naciones Unidas, la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso positivo, dinámico y participativo que promueve el diálogo y la cooperación mutua. Este año, en el marco de la celebración del Día de la Paz, tomamos esta definición para levantar justamente ese llamado a tomar nuestro rol para establecer y mantener este foco en nuestro día a día.
Precisamente, el llamado realizado por la ONU en este día fue que todas las personas tenemos un papel que desempeñar, desde las fuerzas de mantenimiento de la paz en primera línea de conflicto hasta los miembros de la comunidad y los estudiantes en las aulas de todo el mundo. “Debemos alzar la voz contra la violencia, el odio, la discriminación y la desigualdad, practicar el respeto y abrazar la diversidad de nuestro mundo”, señaló la organización.
En esa línea, el llamado es a la acción, desde entablar conversaciones, realizar voluntariados en cada comunidad, escuchar voces distintas a la propia, desafiar el lenguaje discriminatorio en el lugar de trabajo, denunciar el acoso tanto en línea como fuera de ella, y tomarse el tiempo necesario para verificar los hechos antes de publicarlos en las redes sociales. Acciones cotidianas, pero significativas, presentes en el sitio “Acciones para un Mundo Pacífico” (https://www.un.org/es/actnow/ten-actions-peaceful-world), una invitación a cada persona a ser parte del cambio hacia la paz.
¿Podemos lograr la paz?
Ahora bien, como personas cada uno posee una idea propia de lo que significa este concepto, y son tal vez esas diferencias las que nos impiden llegar a la meta final. En la Conferencia de la Escuela Arcana realizada en Nueva York en 2017, Peter Peuler, miembro de la organización Lucis Trust, en su presentación “¿Estamos dispuestos a lograr la paz?”, destaca una cita del Tibetano que dice: “la paz, como expresión de la voluntad de Shamballa, produce equilibrio, síntesis y comprensión, más un espíritu de invocación, siendo básicamente una acción que origina reacción. Esto se manifiesta como el primer trabajo creador grande y mágico de que es capaz la humanidad, llevando los tres aspectos divinos a una actividad simultánea de acuerdo con la voluntad de Dios”.
Entonces es importante plantearse la pregunta de cuál es exactamente la naturaleza de esa paz que es tan deseable y qué tenemos que hacer para fomentar su desarrollo y expresión, para poder ponernos individual y colectivamente en consonancia con esa gran energía que llamamos la fuerza de Shamballa.
Peuler señala que hay tanto espejismo rodeando la paz que nadie trata de profundizar en lo que se requiere para lograr la paz, frente a lo que surge la pregunta: ¿Estamos dispuestos a lograr la paz? ¿Estamos dispuestos a hacer lo necesario para que surja la paz verdadera?
Es importante que cada uno y una de nosotros se lo cuestione, indagando en qué entendemos cuando escuchamos esa palabra. Porque, de acuerdo a Peuler, la paz no se trata de firmar papeles sobre asuntos sin resolver y sin redimir. Tampoco puede basarse en la conveniencia y en acuerdos que favorecen a una parte de un grupo sobre otro. La paz no debe considerarse como la ausencia de guerra o de conflicto porque esto conduce a una especie de status quo que rápidamente se vuelve inerte y solidifica los grandes desequilibrios que vemos hoy respecto a la adecuada distribución de los recursos del mundo.
¿Por dónde empezar? La invitación es a hacerlo desde nosotros mismos. Entonces surge la pregunta: ¿Estamos dispuestos a hacer la paz con nosotros mismos? ¿Estamos dispuestos a salvar esas brechas dentro de nosotros por el erróneo pensar, el temor, la culpa, la vergüenza y todos los obstáculos y barreras que están opacando nuestra visión interna y, por lo tanto, nuestra visión externa? “Para lograr la paz interna que luego podamos compartir con otras personas, se requiere un tipo de mente abierta e inclusiva, que pueda permitir el espacio para los puntos de vista aparentemente contradictorios y que no tenga miedo de aceptar esos pensamientos y sentimientos que no nos hacen sentir seguros de forma inerte y protectora. Parece que el arte de escuchar es primordial en nuestra búsqueda de la paz”, señala Peuler.
Al cierre de su alocución, el conferencista de Lucis Trust destacó una cita de la monja budista Pema Chodron, que nosotros también compartimos al cierre de este artículo, como una invitación para reflexionar en torno a la paz: “En el proceso de descubrir a bodichita, el camino desciende, no va hacia arriba. Es como si la montaña apuntara hacia el centro de la tierra en lugar de alzarse hacia el cielo. En vez de trascender el sufrimiento de todas las criaturas, nos acercamos a la turbulencia y a la duda. Saltamos hacia ellas, nos deslizamos, caminamos en puntillas y vamos hacia ellas cada vez que podemos, exploramos la realidad y la imprevisibilidad de la inseguridad y el dolor, y no tratamos de apartarlos. Si lleva años, si toma varias vidas, permitimos que sea como es. A nuestro propio ritmo, sin velocidad ni agresión, descendemos y descendemos. Con nosotros se mueven millones de personas, nuestros compañeros en el despertar desde el miedo. En el fondo descubrimos agua, el agua curativa de bodichita. Justo allí, en el meollo de las cosas, descubrimos el amor que no morirá”.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Internacional_de_la_Paz
https://www.un.org/es/observances/international-day-peace
https://www.lucistrust.org/uploads/es/arcaneschool/Conf_2017_NY-Cuaderno.PDF