Pensamiento Semilla: «“Yo soy aquello, aquello soy yo”».
Rayos y regentes: I, V, II, SOL, SOL/NEPTUNO
Meditación: Viernes 8 de Agosto.
Luna Llena: Sábado 09 de Agosto.
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Desde el 23 de julio y hasta el 23 de agosto, nuestro Sol entra en el campo energético de Leo, para luego ingresar en el campo de Virgo. El sábado 09 de agosto es el plenilunio del mes, conocido también como la Luna de Esturión, en el hemisferio norte, un pez ancestral que simboliza fuerza, resistencia, y la capacidad de superar adversidades, reflejando su naturaleza resiliente y su longevidad. Una energía que invita, en esta luna llena, a la introspección y a la liberación de lo que ya no sirve, mientras se abrazan los nuevos comienzos.
Esta energía lunar irradia la fuerza del sol en Leo, y si recordamos las palabras del maestro Torkom Saraydarian (1), nuestro zodíaco es un Ashram de una vida más grande. En este Ashram, las constelaciones, como grandes Iniciados cósmicos, funcionan en varios niveles del plano mental cósmico y en los niveles superiores del plano astral cósmico.
Leo es uno de los signos de la cruz fija; los otros son Acuario, Tauro y Escorpio. El Maestro Djwhal Khul dice que “La Cruz Fija es la Cruz de la Luz. Y actuando continuamente a través de esta Cruz todo el tiempo, emanando desde Leo, se hallan los “fuegos de Dios” –cósmico, solar y planetario— purificando, intensificando la luz, haciendo oportunamente una revelación al hombre purificado que se halla en la luz. De Aries proviene el fuego cósmico, de Sagitario el fuego planetario y de Leo el fuego solar. Cada uno de estos fuegos “limpia el camino, quemando”, para expresar los tres aspectos divinos: espíritu (Aries), alma (Leo) y cuerpo (Sagitario). Tal es la base científica del yoga del fuego…”
Para los nacidos en Leo, o con Leo en el ascendente, esta época es de extrema importancia. Especialmente en este mes es que logran sus metas y visiones espirituales, a través de:
- purificación
- transmutación
- comunicación
- dominio
Estos cuatro puntos afectan a las personas según su etapa de evolución. Por ejemplo, si un hombre es un aspirante, un iniciado de primero o segundo grado, estos puntos se relacionan con su cuerpo físico, su naturaleza emocional y la vida social cotidiana. Cuando es un iniciado del tercer grado, se relacionan con la naturaleza de su Alma, la mente superior y el Plan. Cuando está por encima del iniciado del tercer grado, se relacionan con su Tríada Espiritual, su Propósito y la evolución planetaria y solar.
Tomemos la purificación. Cuando somos un iniciado, de grados superiores, la purificación se aplica a los obstáculos que se presentan en el sendero de cumplimiento del Propósito divino. En este caso, el fuego eléctrico se usa principalmente a través de la Tríada Espiritual y del aspecto de la Voluntad. Este fuego se ocupa principalmente del obstáculo llamado el Morador del Umbral en escala global. Los iniciados menores usan el Fuego Solar para purificar las ilusiones mundanas, y despejar el sendero para entender correctamente al Plan.
Los discípulos trabajan para disipar el espejismo y el maya a fin de que el Plan se manifieste en su forma divina en el plano físico. Los aspirantes trabajan para purificar su naturaleza y poder tomar contacto con los fuegos superiores y hallar su lugar de servicio en el Plan.
Nuestro zodíaco es un Ashram de una vida más grande. En este Ashram, las constelaciones, como grandes Iniciados cósmicos, funcionan en varios niveles del plano mental cósmico y en los niveles superiores del plano astral cósmico.
La cuestión siguiente es la transmutación. La transmutación no es lo mismo que la purificación. Para dar una explicación simbólica, puede decirse que podemos purificar el plomo, pero sigue siendo plomo; sólo cuando se transforma en oro el plomo se transmuta. La purificación se relaciona con la sustancia del plano dado. La transmutación se relaciona con la elevación de la sustancia a una sustancia de un plano superior.
El hombre podrá expresar tanta energía como reciba. Su energía que afluye es igual a su energía que ingresa. Nadie puede escapar a esta ley. Tal como demos, recibiremos. Tal como recibamos, daremos. Las constelaciones obedecen a la misma ley. Leo tiene su personalidad, alma, y naturaleza espiritual. Si un hombre quiere recibir más “fuego por fricción”, deberá purificar y transmutar sus vehículos de la personalidad; deberá refinar sus vehículos.
El cuerpo físico es depurado por la dieta correcta, el brillo del sol, el descanso, el sueño y el ejercicio. El cuerpo emocional se depura obedeciendo a la ley del amor. El cuerpo mental se depura usándolo como instrumento en pro del bien supremo de la humanidad. Cuando la personalidad se depura, la luz y la sabiduría del Sol son absorbidas en nuestro organismo y se irradian como servicio a los demás. La personalidad es feliz cuando expresa la energía del Sol en sus tres niveles. Y la contaminación de estos vehículos bloquea la transmisión de la energía del Sol y crea varios problemas.
Cuando la naturaleza del Sol está activa y el hombre está en la conciencia del Alma con vestiduras puras y blancas, recibe la energía procedente del Corazón del Sol y las irradia como compasión, sabiduría o Plan. Cuando está en su Tríada espiritual como un Yo transfigurado, recibe el Fuego Eléctrico y lo transmite a través de todos sus contactos y expresiones.
Así, mediante purificación y elevación de su nivel, toma contacto con energías superiores. He ahí por qué durante la proximidades de la luna llena, los discípulos del mundo atraviesan la disciplina de la purificación y la transmutación.
La tercera tarea es la comunicación con los siete estados de la conciencia. La comunicación es siempre por medio del fuego. Comunicación significa unificarse con las necesidades y visiones de los tres grandes Centros: la Humanidad, la Jerarquía y Shamballa. Las siete etapas de la conciencia con las que el sujeto de Leo se pone en contacto son las siguientes:
Leo conduce:
- De la conciencia colectiva a la conciencia individual
- Del yo al Yo
- Del individuo al grupo
- De la voluntad de dominar a los demás a la voluntad de autodominio
- De la sensibilidad de la personalidad a la conciencia del Alma (aquí empieza a perder su yo separativo)
- De la autoafirmación al asumir sin egoísmo el verdadero liderazgo y a la confianza sagrada de la relación correcta (aquí él es el Yo como la manifestación de la individualidad).
- Él es el Yo infuso en el Yo del universo, perdido como una nota en la sinfonía.
A medida que cambiamos el nivel de nuestra conciencia, se expande el campo de nuestra comunicación y aumenta nuestra capacidad de servicio. A través de la comunicación tomamos contacto con ideas superiores, visiones superiores, centros superiores de belleza y poder, y nos convertimos en una fuerza benévola dentro de la humanidad.
No sólo nos comunicamos con nuestro cuerpo, sino también con nuestras emociones. Démosle una atenta mirada, tomemos contacto con nuestras emociones, con nuestros pensamientos. Procuremos conocer el contenido de nuestra mente. He aquí porqué nos comunicamos con nuestros vehículos. Y cuando se establece una buena comunicación entre nosotros y nuestros vehículos, nos será fácil usarlos como canales de luz, amor y energía.
La siguiente tarea del discípulo es ejercitar el dominio. Leo confiere todas aquellas energías a través de las cuales podemos dominar nuestra personalidad y nuestra vida, y erigirnos en individuos liberados. El discípulo atraviesa las siguientes etapas: se cree el centro del universo… luego, expresa el Plan y domina los estados que son obstáculos en el sendero de la manifestación del Plan. Más tarde, el individuo de Leo está en el centro de la Voluntad de Dios, en el centro de Su Propósito y desarrolla universalidad.
Todas estas son etapas del dominio para los individuos de Leo, llevadas a cabo a través del espíritu de autodeterminación.
Fuego purificador
Ahora bien, la historia de Leo también es la del hombre universal. La meditación presentada por la organización mundial Lucistrust en Ginebra (2), nos invita a observar cómo la conciencia evoluciona a lo largo del tiempo y en particular teniendo en cuenta la nota clave de Leo, que es “Yo soy Eso, y Eso soy yo”. Esto contrasta con la nota clave de la personalidad en Leo que es simplemente “yo soy” – una representación del individuo consciente de sí mismo, individualista e incluso egoísta.
Pero mientras que el estado de conciencia “yo soy” puede ser separativo, representa al menos una realización histórica en los planes del alma y el Plan Divino para la humanidad a largo plazo. Visto bajo otro ángulo, la conciencia de masa en Cáncer, da paso a la conciencia individual en Leo. De la masa, o del rebaño, surge la unidad autosuficiente que se vuelve cada vez más consciente de su unidad, de su soledad y del “centro” de su pequeño universo.
Ahora bien, el signo de Leo es un signo de fuego. Y se nos dice que el fuego siempre continúa esotéricamente lo que el agua ha empezado. La gran tarea de Leo es conducir al servidor a través de las crisis de fuego para que todo lo que obstruye una mente clara, dirigida hacia el alma y el corazón, pueda ser quemado. Cuando esto está en marcha, Leo prepara el camino para que surja su polo opuesto, Acuario.
El Leo de la autoafirmación se convierte en la Luz del Alma. A medida que los fuegos de Leo se derraman en la persona en el camino espiritual, conducen a una intensificación de la luz – y mientras la luz se intensifica, producirá la revelación. El agua purifica dulcemente, gentilmente y durante largos periodos de tiempo. Imaginemos como la superficie rugosa de una piedra en un río o riachuelo es pulida y redondeada a lo largo del tiempo gracias a la acción del agua. Imaginemos como el agua limpia la superficie de suciedad. Si es verdad que la purificación por el agua puede ser traumática e intensa (pensemos en el impacto que pueden causar las graves inundaciones en las comunidades), el fuego es siempre intenso, quemando todo lo que oculta lo real. Algunos bosques tienen un ciclo natural en el que el fuego es necesario para eliminar los árboles viejos y dejar sitio para que germinen las semillas y surja un nuevo bosque. El alma ve los fuegos de Leo bajo esta luz – nunca aplicando más de lo necesario – y siempre con la idea de lo nuevo que surgirá. El fuego es necesario para poder decir, no solo como una creencia, sino con pleno conocimiento, que, de hecho, “Yo soy Eso, y Eso soy yo”.
Fuentes:
(1) Sinfonía del Zodíaco” de Torkom Saraydarian
(2) https://www.lucistrust.org/uploads/es/arcaneschool/FMT-2024_GNB_Leo.pdf