Pensamiento Semilla: «Construyo una casa iluminada y moro en ella».
Rayos y regentes: II, VII, 4, 6, LUNA, NEPTUNO
Meditación: Miércoles 09 de Julio.
Luna Llena: Jueves 10 de Julio.
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En el momento exacto de la luna llena, que en el mes de julio llegará el 10 de julio en el hemisferio sur, se crea un alineamiento entre el sol y la luna, formando entonces un canal que no solo permite que fluyan energías extra-planetarias hacia el sistema a través del sol, sino que también facilita el libre flujo de energías alrededor y dentro de los tres centros planetarios de Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad. Específicamente desde la Tierra, se crea en el plenilunio una «franja de luz”, sobre la que podemos viajar imaginativamente directamente hacia la Jerarquía a través de la meditación.
Con la energía de esa luz, el maestro Torkom Saraydarian nos invita a reflexionar en torno a la nota clave del sol en Cáncer, que sintetiza la calidad y el propósito del signo: “Construyo una casa iluminada y moro en ella”.
Porque el fin total de un discípulo es construir una casa iluminada y habitar en ella, pero para construir semejante casa se necesitan los mejores materiales. Estos le fueron presentados en las tres lunas llenas anteriores, siendo la sustancia de Voluntad, Amor e Inteligencia, además de la fusión de las tres energías en Buena Voluntad.
La casa que se debe construir en esta luna llena está compuesta por los vehículos que constituyen los cuerpos inferior y superior del ser humano.
¿Qué hace el cuerpo? Cada cuerpo pone la Chispa en contacto con el plano correspondiente y su vida. Cada cuerpo tiene siete sentidos que relacionan al hombre con siete formas de materia o sustancia en el plano correspondiente. A través de estos sentidos el hombre recibe información, e introduce cambios en el mismo plano, los cuales difieren cuando aquél toma contacto con planos cada vez más elevados, en el sentido de que les impone la armonía que él siente que es el núcleo de su esencia.
Cáncer nos da la sabiduría del tercer rayo, el de un constructor, un arquitecto. De hecho, el tercer rayo se llama el Constructor del Cimiento, o el Gran Arquitecto del Universo.
Es con esta energía que la sustancia de la luz, del amor y del poder se reúne de las esferas superiores y construye nuestro cuerpo de luz, poniendo en él la luz que brilla en las tinieblas, la presencia de Cristo.
La siguiente energía es el cuarto rayo, simbolizado por la luna. El cuarto rayo tiene importantísimo papel que representar en la construcción de la casa. Se llama la Trompeta del Señor que advierte acerca del enemigo, nos llama al trabajo, y crea la voluntad de armonizar y relacionar. Una buena construcción es el resultado de la armonía y de la proporción correcta.
La luz de esta casa que, al principio, es una luz brillante, crece cada vez más a medida que el hombre gira en torno de la rueda del zodíaco expandiendo y enriqueciendo su conciencia. Cada signo zodiacal ofrece un matiz o un voltaje diferente a su conciencia.
El viaje a través del zodiaco tiene la finalidad de construir nuestra casa. Nuestra casa es nuestra aura en la que el Cristo brilla. Al inundarse nuestra aura con sustancia cada vez más elevada, se convierte en una rueda lumínica de doce rayos que provienen del centro e irradian doce colores. Nuestra aura corresponde al nivel en el que estamos construyendo nuestra casa.
En el mes de Cáncer, somos sensibles a las energías de todos los signos zodiacales. El mes siguiente empezamos de nuevo, en el signo de Leo, a desarrollar nuestra conciencia individual.
Cáncer se relaciona con la personalidad y también con el Alma. Si se trata de un hombre promedio, influye en él su personalidad; si es un discípulo, en él influye su Alma. Quienes están en el nivel de la personalidad, usarán la energía para su instinto de conservación. Los que son discípulos usarán la energía para construir grandes formas de pensamiento que servirán para la elevación y la seguridad humanas.
La luz del renacimiento
En la conferencia de la luna en Cáncer, de la agrupación Lucistrust en Nueva York, realizada en 2024, se comentó que la historia que rodea este signo se centra en la Ley del Renacimiento y el viaje humano de su relación con el alma en la forma, desde la conciencia de masa hacia la conciencia grupal.
Mucho antes de que el alma descienda a la materia, primero reúne su sustancia mental en Aries, procede al plano astral para recibir sus cualidades emocionales en Tauro y luego, finalmente, sus vestiduras etéricofísicas en Géminis, donde se revela la dualidad. El alma entonces está lista para descender a las aguas vivas de la forma y habitar un cuerpo físico donde, al principio, duerme por un tiempo incontable mientras permanece activa en su propio plano. Eventualmente, su forma, o reflejo, comienza a volverse sensible a la nota del alma. Constante y rítmicamente, el alma repite este proceso una y otra vez durante milenios, perfeccionando y afinando sus vehículos.
El Tibetano comenta: “Cuando el ser humano pasa repetidas veces alrededor del zodíaco, como comúnmente sucede, continua y conscientemente entra en la vida en Cáncer, constelación en la cual se aplica y administra la Ley del Renacimiento”. Esta es una Ley universal y cósmica, cuya totalidad se encuentra regida y controlada por la constelación de Cáncer. Conecta toda la vida humana manifestada en la relación cíclica entre el alma y la forma, la vida y la materia, y toda la Humanidad está sujeta a ella. La sabiduría antigua nos dice que los seres humanos deben continuar este ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento una y otra vez hasta que la sustancia material ya no tenga control sobre el alma y el alma quede libre.
Cuando el alma en la forma ha adquirido toda la sabiduría, el conocimiento y la experiencia necesarios para lograr su disolución final en la cuarta iniciación, la Ley del Renacimiento ya no tiene vigencia, su jurisdicción ha terminado y la influencia de Cáncer queda en el pasado. La ley se ha cumplido. El reingreso en la forma entonces se convierte simplemente en un servicio voluntario y sacrificial al Plan. Tal servicio sacrificial como lo demuestran el Cristo y sus Arhats.
Esta Ley del Renacimiento es ampliamente reconocida en el Oriente y su reconocimiento y aceptación se difunden cada vez más en Occidente, ya que cambia la actitud hacia la vida y el miedo a la muerte simplemente desaparece, al tomar conciencia de que el renacimiento es simplemente el acto de cambiar la forma externa, como mudar una prenda de ropa por otra. Uno se da cuenta de que la muerte es una liberación de las limitaciones de la forma y no debe temerse. Cristo dijo, «…a menos que un hombre nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.» (Juan 3:3), y curiosamente, la mayoría de las personas religiosas en el Occidente han ignorado ampliamente esta directiva, relegándola como a muchas otras enseñanzas del Cristo.
Ahora bien, Cáncer rige la etapa de desarrollo de la conciencia instintiva. Los seres humanos son, al menos físicamente, animales, y todos hemos pasado por la etapa, hace muchos eones, cuando el instinto era el tipo de conciencia dominante. Para la Humanidad, Cáncer gobierna lo que se denomina la «masa», la conciencia y las reacciones masivas. Una multitud puede convertirse en un animal violento si la facultad intelectual está ausente o es mínima. La turba no tiene pensamiento racional, simplemente reacciona con emoción desenfrenada. O grandes grupos de personas pueden experimentar simultáneamente alegría, inspiración o tristeza, como en un concierto de música o una actuación.
Pero la masa también es invocadora de Shamballa, donde se nos dice que el sentido de síntesis se percibirá más fácilmente que en los individuos. A lo largo de los siglos, las plegarias y súplicas que se han elevado han mejorado la calidad de la conexión entre el cuarto y el quinto reino. El deseo de la Humanidad por la paz, por una vida saludable y útil y por la liberación del miedo y la necesidad, une a este grupo, convirtiéndolo en un campo a través del cual puede trabajar el Cristo. La luz del amor se vierte en el campo de la masa para estimular los corazones de todos los que buscan liberarse de la batalla con la forma, la resistencia y la fricción consecuente presentada por la materia.
La palabra del alma en Cáncer, “Construyo una casa iluminada y en ella moro”, ilumina el destino de la vida en la forma iniciada por Cáncer. La naturaleza material, el aspecto Madre, mantiene al alma prisionera y permanece en control durante muchas, muchas vidas, hasta que una gran parte de lo que tiene que enseñar al alma haya sido absorbido y dominado. Entonces comienza la verdadera batalla, ya que el Ángel comienza a hacer notar su Presencia, y el Morador ejerce más poder en su esfuerzo por sostenerse. El alma despierta dentro de la forma y busca liberarse de la prisión que ha habitado durante tanto tiempo. Este es el momento cuando la luz del alma afluye a la conciencia y el aspirante (y todos somos aspirantes) se da cuenta de que la luz está por todas partes, que ella misma tiene el potencial de gestionar esa luz en servicio a los demás y se convierte en una responsabilidad personal emplear y hacer crecer esta luz que surge.
Construir una casa iluminada tiene muchos niveles de significado. En la superficie, se hace evidente que la forma física debe purificarse y limpiarse de toxinas o bloqueos para una buena salud. Pero todos los vehículos de la forma, el cuerpo físico/etérico, emocional/astral y el mental, requieren purificación, y esto lleva tiempo y muchas encarnaciones.
En consecuencia, hay mucho que hacer para “limpiar la casa” antes de que el Avatar pueda aparecer. ¿Cómo nos está yendo?
Fuentes:
(1) Sinfonía del Zodíaco” de Torkom Saraydarian
(2) https://www.lucistrust.org/uploads/es/arcaneschool/FMT-2024_NY_Cancer-1.pdf